Los originales y amplios poderes conferidos al
cargo de Intendente General, “decayeron” con Patiño, al pasar este a desempeñar
la secretaria (Ministerio) de Marina, de ahí que su sustituto D. Pedro Moreno,
quedase afecto y dependiente de dicha secretaría y en gran medida recortadas
sus atribuciones. Sin menosprecio a la magna obra de D. José Patiño
Rosales, ya apuntada, resumiendo y tratando de centrarme en el Cuerpo creado
por él y en su evolución hasta el hoy acrisolado “Cuerpo del Sol, como distintivo y
divisas sobre fondo blanco”.
De antiguo y ahora, con motivo de tan feliz efeméride como la
celebración de los trescientos años “abundantes” de su nacimiento, en tal
estado de lozanía y capacidad de adaptación a través del tiempo y como no, a la
era de la cibernética y de las cooperaciones internacionales. Una vez más me
niego a mencionar la palabra “guerra”*(30), queriendo quedarme mal que me pese
con el término “polémica”, aunque quizás difiera en cierta medida del “uso” con
Saralegui*(31), quien lógicamente involucrado directamente e
influenciado por la proximidad temporal a la sucesión de hechos y mediado por
la “sombra” de L. Salazar*(32), utilice
términos más próximos a la palabra por mi proscrita. El uso del término
“prepotencia” aplicado por parte del Cuerpo del Ministerio (los de la “pluma”)
al entonces incipiente Cuerpo General (los del “sable”), y posteriormente como
arma arrojadiza, de los segundos (los del “sable”) sobre los primeros (los de la
“pluma”), me llevaron a una profunda reflexión que se retrotrae en el tiempo a
tan lejanas fechas como el inicio de la década de los 70s del pasado siglo:
humildemente creo y expongo, que los de la “pluma” debido a la deficiente o
nula formación de la gran mayoría de los entonces “oficiales de mar”,
contemporáneos al nacimiento del cuerpo logístico – administrativo del
Ministerio, no poseían atribuciones; poseían todas las atribuciones. Extremo
éste que hace lógico que, a priori, según las circunstancias iban cambiando,
los “derechos adquiridos” costase perderlos. Pues moviéndome en principio a
conceder la máxima honradez a todos y cada uno de los componentes del Cuerpo del
Ministerio, desde el punto de vista militar – social, en el “mundo” y sociedad
que les rodeaba, según perdían atribuciones profesionales su estatus social se
resentía.