martes, abril 03, 2018

Trescientos años al servicio de la Armada y por consiguiente a España.2ª Parte.




    Con independencia de la Real Cédula de 1709 sobre unificación de las Armadas y flotas, la homónima de 1714, relativa a la unificación de Mandos. El verdadero “nacer” de la Armada española como motor propulsor de una nación que despertaba de un largo letargo, se debe sin duda alguna, al buen hacer de D. José Patiño Rosales*(21). Quien tras los  distintos destinos a él confiados en la administración, su capacidad organizativa y la valía e idoneidad demostrada en el pertrecho y aprovisionamiento de los buques, que intervinieron en la rendición de la plaza de Barcelona, expedición de la reconquista de Mallorca en 1715 y liberación de Corfú a manos del Turco. Consecuencia de la “filosofía Alberoni”, siendo consejero de Órdenes, el 28 de enero de 1717, S.M. Felipe V, le confiere el cargo de  intendente general de Marina, con tan amplios poderes como hasta la fecha nadie había dispuesto: «Don Felipe, por la gracia de Dios, etc. Habiendo tenido por conveniente restablecer la Marina de España y Comercio de Indias, por ser de tanta importancia y bien público, y regular las armadas, flotas y escuadras que más convengan a los referidos fines y a mi real servicio, como al resguardo de mis dilatadas costas marítimas en el Océano y Mediterráneo, y que una de las providencias que para su logro hayan de darse sea la de crear un Ministro que, con el nombre de Intendente general de Marina…»*(22). La difícil e importante tarea a desarrollar, fue lo que en algún momento se denominó “El Proyecto Patiño”: como primera muestra de su buen hacer, no desdeñó, a priori, ninguna de las iniciativas emprendidas por sus predecesores, fundamentando su actuación en organizar y posteriormente desarrollar los elementos de los que se carecía. El orden cronológico seguido en sus actuaciones se hace difícil de establecer, ya que por el incendio del Real Alcázar madrileño, acaecido el día 24 de Diciembre de 1734, y la consiguiente pérdida de toda la documentación de la Secretaría de Estado y despacho de Marina, que en él estaban ubicadas, nos obligan a recurrir a la posible documentación “duplicada” que en cada caso exista, procedente de los antiguos archivos de los Departamentos donde estaba radicada la Intendencia General de Marina. 
    El desafortunado hecho anteriormente citado y cierta interesada corriente de “réditos”, por el que suscribe no entendidos y mucho menos comprendidos, hacen que interpretando al excelso D. Cesario a conveniencia ignoro de quien y para qué, se tergiverse en alguna medida el orden secuencial y consiguientes fechas de las reformas emprendidas por D. José Patiño Rosales. Puede que equivocado, pero a demostrar y “desmontar” por los eruditos, este mi error. En consecuencia con la racional organización y centralización de funciones y gestiones: rescinde el antiguo asiento*(23) implantado desde la época de galeras de Génova, extremo que sin duda conduce al primer “enfrentamiento” entre el heterogéneo Cuerpo de Oficiales de Marina*(24) y el “extraño político impuesto”*(25). Consecuencia de él, es la inmediata «Instrucción sobre diferentes puntos que se han de observar en el cuerpo de la marina de España, y ha de tener fuerza de ordenanzas, hasta que su Majestad mande publicar las que inviolablemente han de practicarse»*(26). Según se desprende, por la premura… de poner coto a las “cuentas del Gran Capitán” de asentistas, arbitristas, botines de guerra y presas marítimas; a los cincuenta días escasos desde su toma de posesión, por R.O. de 1 de marzo de 1717, se nombra a Estevan Phelipe Fanales, como primer comisario  ordenador de la Comisaría de Ordenación y Contaduría de Cádiz «Por cuanto he resuelto, y mandado, se supriman, todos los Oficios de quenta y razón que hasta haora ha avido en mi Armada, y que queden reducidos a una Comisaría de Ordenación que se ha establecido en Cádiz en primero de marzo del año próximo pasado, por Don José Patiño, Yntendente General, de la Marina, de España, en virtud de la facultad que para ello le concedí»*(27), de lo cual se desprende que el “Cuerpo del Ministerio” fue creado “de hecho” el día primero de marzo de 1717. Mal que pueda parecer, las experiencias de Patiño en lo concerniente a sus relaciones con el pertrecho de buques, en las ya tres citadas ocasiones (Rendición de Barcelona, recuperación de Menorca y Corfú), no debieron de ser muy edificantes, prueba evidente de ello, es el decidido apoyo que presta al recientemente creado “Cuerpo del Ministerio de Marina”, pues antes de que finalice el mismo mes de marzo, está dotando de personal y estableciendo su funcionamiento con detalladísimas y precisas instrucciones: «deja bien claro que lo más importante, para que un viaje se pueda efectuar y sea lo duradero que se haya planeado, es la buena administración y el mantenimiento en buenas condiciones de los pertrechos, respetos, pólvora, municiones bastimentos y cualquier otro tipo de género que haya de embarcarse; como los responsables de cuenta y razón de todo lo que entrase a bordo eran los Escribanos y Maestres»*(28)

     Dejar la ingente obra de Patiño, en la importante creación del Cuerpo del Ministerio de Marina y posterior reglamentación, a pesar de su propia transcendencia y alcance para las arcas públicas, sería injusto, aunque sí se observa con detenimiento el proceso temporal y secuencial que siguen sus reformas, a priori, siempre están enfocadas a la fiscalización del gasto y obtención del máximo provecho operativo funcional*(29). El mes de marzo de 1717 fue de “vértigo”. Se reglamenta la recluta de marinería, la Infantería de Marina y se crean las dos primeras brigadas de Artillería de Marina. Con independencia de otras gestiones conducentes al desarrollo del concepto de arsenales, como bases navales que integren astilleros permanentes, con el equipamiento preciso, que facilite a todos y cada uno de los gremios, el desarrollo, construcción, reparación, armado y pertrecho de las embarcaciones existentes y las de nuevo diseño a las que aspira.

     Por real Orden de 12 de mayo de 1717, y muy posiblemente tratando de poner coto a las mencionadas corruptelas y corrupciones asentadas por la tradición en Sevilla, muy a pesar de las reticencias y reclamaciones de las autoridades sevillanas, justificada por los aterramientos que experimentaba la “barra” del río Guadalquivir, el aumento de arqueo y consiguiente calado de los barcos, asesorado por el gobernador del Consejo de Indias D. Andrés Matías de Pez, traslada al puerto de Cádiz la Casa de Contratación. Centralizando en dicho puerto y bahía gaditana, todas las actividades mercantiles de apoyo logístico a la Marina, que por Real Orden del 6 de junio del mismo año pasaba a ser Real Armada. A partir de una fecha indeterminada, pero a establecer entre octubre y noviembre del citado año 1717, crea el Cuerpo General, en base al establecimiento de la Compañía - Academia  de Guardias Marinas, con lo cual, al ver y sentir del que esto suscribe, está cumpliendo tres funciones a cada cual más importante: integrar a la nobleza parcialmente dividida, en base a las opciones adoptadas con respecto a cada uno de los dos “pretendientes”, llevando a los jóvenes a una clara “subordinación” a la recién instaurada monarquía; formar un Cuerpo de Oficiales, que diese respuestas técnicas a las necesidades reales de la Marina que pretendía desarrollar; terminar a corto plazo con “tanto” “Oficial de Mar” (entrecomillado), qué en su gran mayoría, con tan “malos ojos” veían los controles económicos a los que trataban de someterlos. En definitiva, en muy corto espacio de tiempo demostró que la recuperación naval era factible, sin perjuicio de que por ser un “intruso”, no fue escuchado en la aventura de la invasión de Sicilia, pero sí responsabilizado de la derrota de 18 de agosto de 1718, en cabo Passaro, siendo apartado de sus funciones a la par que Alberoni “llegaba a su ocaso”, depuesto del cargo y desterrado el día 5 de diciembre 1719.
     Así Patiño y su  buen hacer,  fue repuesto como Intendente General, el día 15 de septiembre del año de 1720 y poco después como presidente del Tribunal de Contratación. A pesar del corto espacio de tiempo que duró su cese, la Armada que se encontró estaba en un estado precario, próximo al de su inicial llegada, pero… la semilla sembrada había fructificado, en lo profesional y humano. La Contaduría se estaba consolidando y la Compañía - Academia de Guardias Marinas funcionando. Tras su reposición, los dos titulares que se sucedieron en la Secretaría de Marina: D. Andrés Matias de Pez y D. Antonio Sopena Mioño, no les quedó más remedio que: “dejarle hacer, ya que bien hacía”, sin perjuicio de que por todos los medios tratasen de indisponerle con la Corona. En 1724 traslada a La Carraca el antiguo carenero de Puente Suazo, sentando las bases de lo que sería el primer Arsenal al concepto actual del término, disponiendo la Real Ordenanza de Arsenales el 31 de Mayo de 1725. En 7 de mayo de 1726 con motivo del cese del Duque de Ripperda, en el nuevo consejo que se forma, le adjudican las secretarías de Marina e Indias y en el mes octubre se le agregan la secretaria de Hacienda, Superintendencia general de Rentas y el gobierno de su Consejo y Tribunales. En este mismo año se erigen los Departamentos Marítimos. Fallece en 1736, constituyéndose de acuerdo a sus proyectos, a modo póstumo, y a semejanza de Inglaterra, el Almirantazgo.

                                 Capt. Willie

  
   (21) Nacido en Milán, capital del Milanesado español (03.04.1666) falleció en el complejo palaciego de la Granja de San Ildefonso – Segovia (03.11.1736) (formado en y por la Compañía de Jesús, sin llegar a recibir órdenes mayores), de ascendencia Gallega. Dada su merecida honra y fama, a las personas ajenas a la “Gran Familia” de la Armada Española y afines, me permito a aquellos que no le conozcan, sugerirles amplíen información sobre tan digna persona y personaje digno. Claro ejemplo a seguir por esa pléyade de “politicachos”, incursos en todo tipo de “trapacerías”.
   (22) Fernández Duro, C. Armada española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón, Madrid, (nueve tomos). Tomo VI. Apéndices al Capítulo XIV, número I. Título primero de intendente general de Marina a favor de D. José Patiño. Pp. 221 – 222 – 223.
    (23) Asiento, en el caso que nos ocupa, hacemos referencia al aprovisionamiento por  cuenta  de un contratista y no por administración de la propia Corona, donde se hacían normal los “enjuagues” entre el Veedor y el asentista. Se hace curiosa la afirmación del Historiador y SJ. Quintín Aldea Vaquero en la p.114 de España y Europa del siglo XVII,  Correspondencia de Saavedra Fajardo, Tomo III, vol. 1. «Esto, como es obvio, nos obliga a entrar, aunque sea someramente, en el pintoresco mundo de la marinería y a descubrir la estructura y dotación de las galeras para calcular el presupuesto de gastos y, por consiguiente, el montante del asiento»
    (24) Marineros venidos a más, rutinarios y carentes de preparación técnica alguna.
    (25) La cuestión de quien va a organizar la Armada, si ha de ser militar o civil, hay que situarla en el «espíritu del siglo y de la moda ilustrada». Debiendo de tener presente, lo dicho en el ítem precedente. Hasta donde llegan los conocimientos del que esto suscribe, mal que a él mí mismo me pese, no había nadie con la preparación, claridad de ideas y libertad de compromisos personales y/o familiares como D. José Patiño, permitiéndome incluir a su antagonista D. Juan José Navarro, Marques de la Victoria.
    (26) Fernández Duro, Cesario: Armada española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón, Madrid, (nueve tomos). Tomo VI, p. 211. Donde se dejaban claros y perfectamente deslindados los servicios de tierra y mar, siguiendo la doctrina francesa,  marcaba las funciones, atribuciones y retribuciones de todos y cada uno de aquel “belén” que conformaba las fuerzas de mar.
    (27)Serie Registro de Mercedes de los Ministerios de Guerra, Hacienda, Indias y Marina, 1706 – 1823, Legajo 17. 
    (28) Araguas Álvarez, Antonio; Abeledo Maristany, Ramón: Promociones del Cuerpo de Intendencia de la Armada del siglo XVIII al siglo XXI. DOIN Soluciones Gráfica, S.A. Madrid 2012
    (29) De forma oficial nunca se menciona, pero en distintos documentos privados de carácter familiar, se manifiestan los “sentires” y “resentires” contra aquel “extraño” a la Marina, que viene a poner orden y coto a ciertos usos y costumbres terriblemente arraigados, donde un heterogéneo y dispar cuerpo de Oficiales, funcionaba inmerso en un “maremágnum” de normas, con relativo poco control.

3 comentarios:

  1. Querido Guille:
    Después de leerte esta madrugada, pasé el puente y me senté ante el monumento al C. de N. D. Fernando Villamil. Coincido contigo: “Es el más gallardo homenaje a un audaz marino, reflexivo inventor y avisado estratega”, ¿es correcto el orden…?
    A mi regreso a casa, solamente recordarte que el Cuerpo Patentado de Maquinas se extinguió en 1990.
    ¿Cogiste la directa o indirecta?
    Un abrazo fuerte y aunque a punto de extinguirme, pégame y no me despegues

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    1. Mi querido amigo “D. José”:
      Gran alegría me causo saber de ti y más aún, que después de tantos años te acordases de los calificativos que en tan lejano día le dedique al “padre” y Héroe de aquellos “Destroyers” de casi juguete, en los que con toda dignidad D. Fernando Villamil Fernández-Cueto y sus esforzadas dotaciones, cruzaron el Atlántico camino de una muerte segura y llena de dignidad. (Leyendo la “morralla” de la prensa de la época, la podemos extrapolar a la generalidad de lo que escriben o dicen ahora). Este país no tiene remedio, acaso crees que cambio algo…
      Si esa visita que me anuncias a su monumento, la hiciste como tributo al respeto que dicho personaje en mi despierta, y a esa antigua amistad que nos une, te la agradezco de todo corazón. No obstante, como escribiría algún notario gallego, D. Fernando, paisano mío por derecho propio y tuyo, “Ría del Eo de por medio”.
      Tristemente seguimos y estamos donde estábamos, que poco variaron nuestros políticos. La actual situación poco difiere de la que a Cervera, Villamil y al resto les tocó vivir en Cuba, o a Montojo y compañía en Cavite. Ese sentido de soledad y abandono, creo sería el mismo que sentirían nuestras fuerzas de Orden Público, abandonados a su suerte ante los Golpistas catalanes, hace cuatro días.
      Ignoro cuanto tiempo hace que me sigues, pero te sugiero leas al completo una respuesta que Sil me envió en abril 10 2016, de la que te extracto uno de sus párrafos:”… en España tenemos una gran experiencia y tradición. Mientras unos morían en Trafalgar, otros cantaban chirigotas y bailaban fandanguillos, a la vez que Cervera acataba la orden y salía derecho a que le diesen el “matarile”. Dada la correspondiente diferencia horaria, nuestros políticos, ponían el clavel en el ojal para ir a los toros…” Tristemente seguimos donde estábamos…
      De la extinción del Cuerpo Patentado de Máquinas, decirte que lo sentí y en especial esa Escala Transitoria “hacia ningún sitio” que se creó hasta la total extinción del Cuerpo. No obstante y sin ánimo de ahondar en ninguna herida, en contra de tu (vuestro) parecer, me expresé reiteradas veces: nunca pude entender como tras “la debacle del 36 – 39” (aclarar que en gran medida por parte de los pertenecientes a la Segunda Sección), y precisamente por ello, se crease un cuerpo a imagen y semejanza del precedente. Si es cierto que con una eficiente y disciplinada escala de suboficiales de la especialidad. Recordarás que más de una vez, en tan lejanas fechas hablaba de “connotaciones políticas”, de ahí, que nada más que se dio la oportunidad al “jodido revanchismo”, estaba llamado a desaparecer. Tristemente en mi deambular por la vida, tuve oportunidad de tratar con algún ex perteneciente a la “Segunda Escala” e hijos, a su decir “represaliados”. Ciertamente que nunca me explicaron qué motivó dicha “represalia”. Tú más que yo, pero ambos, tuvimos ocasión de conocer y tratar con dignísimos profesionales procedentes de dicha Escala, eso sí, no represaliados.

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    2. 2nd Parte:
      No obstante a ello, una vez más me repito: lo lógico (a mi cabeza), hubiese sido la absorción de aquellos procedentes de la Primera Escala a una entonces “Transitoria” o como se hubiese llamado, y el resto, una especialidad técnica más, como otra cualquiera del propio Cuerpo General: propulsión = Máquinas y/o Electricidad. Esta mi “teoría” contra la cual siempre te/os manifestabais, hubiese evitado muchísimas frustraciones y sinsabores, y puesto que las personas y consiguientes profesionales serían los mismos, el sentido de la responsabilidad y el bien hacer de aquel cuerpo con una hélice de tres palas y divisas sobre fondo verde, hoy extinguido, hubiese sido el mismo de esforzado y eficiente servicio a la Marina y por consiguiente a España, que es lo que detrás de todo y por encima de todo, estaba.
      Quiero hacer especial mención a los esfuerzos y éxitos obtenidos a escala personal y “coporacional” por los “hombres de la hélice”, con motivo del inicio y progresión de lo que un día se conoció como la «ayuda americana».
      Un día de estos te pego una pitada telefónica.
      Un fuerte abrazo de este tu amigo y “conferenciante de relleno”, cuando te fallaban los importantes.

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