De ese panfleto con ínfulas de gran
diario, líder entre los líderes del buen hacer periodístico y consiguientemente
del crecimiento en el número de lectores, me “pasan” un escrito publicado en
“Tribuna”, donde una Licenciada en periodismo, por más señas, con un master
obtenido en la misma “prestigiosa universidad” que la conocida política. Con la
ignorancia a la que suelen hacer gala, esos actuales y potenciales iletrados en
todo, futuros especialistas en la vacante que quede disponible, en un dado
momento, en la redacción correspondiente, sea esta en defunciones, deportes,
sociedad e incluso política internacional y eso que en general su C.V. suele
ser parejo al de “la columnista” a que me referiré: español, gallego, catalán,
fala, u otro idioma “autonosuyo”; inglés avanzado y francés, más o menos de
andar por casa. Interpretada esta capacidad idiomático - expresiva en su justa
medida, tras el correspondiente “cocido” y el consiguiente “menguado” ¡Pedir
una cerveza en cualquiera de los dos idiomas citados! Español y cuando va de
“guay”, un poco, tampoco mucho, de “autonosuyo”.
Dejando de lado tan amplio y
abigarrado “CV”, y la amplia y sólida formación humana que trasluce, tengo que
creer que cuando habla de Vicktor Orban, como “conservador y recalcitrante xenófobo” y dice: “se estuvo asomando a las declaraciones que daban sus entusiasmados
votantes”. Entiendo que sus conocimientos del idioma en el que se expresaban
los susodichos le sonaban a “chino”, pero… bien podía ser cualquier otro
dialecto sinotibetano. Entendiéndola cuando dice textualmente, que le producía
“las esperables nauseas”. La justificación que encuentro, es que ella se
encontraba “tan por encima de los que
veía”, que la propia altura desde donde se “asomaba”, le producía el lógico
mareo, vértigo y consiguientes “nauseas”. Cuando uno se asoma, debe de hacerlo
con prudencia. De lo contrario pueden surgir desde “cachondeos” a “coñas
marineras”, nauseas, vómitos y por supuesto “diarreas mentales”.