Ignoro qué hay de cierto en la base
inspiratoria del letrista D. Luis Bayón Herrera, cuando compuso el tango “Un
tropezón”. Me dicen, sin poder precisar sí fue un neandertal o un cromañón, el
primero que tropezó con una piedra y se rompió la “crisma”, surgiendo así el
concepto “un tropezón cualquiera da en la vida”, lo que por analogía evolutiva
y dada su consideración de homínidos, parece ser lo que nos llevó a la
irrefutable convicción de que el “hombre*1) es el único animal que tropieza dos
veces o dos docenas en/o con la misma piedra”.
Para llegar a los lodos, tanto físicos
como morales, siempre y en todos los casos hay que remitirse en origen a los
“polvos”, en sus dos más comunes acepciones. Hecho este que la reiteración
histórica nos muestra, pues según se desarrollen los acontecimientos con
afinidad a los “polvos”, el devenir social se amolda.
Los homínidos descendientes de aquel que se
“rompió la crisma” con el primer tropezón semi-documentado de la historia,
venimos tropezando con la misma piedra, que más pareciese la “Piedrona del
tropezón continuado”, pues en nuestro devenir histórico, más antes que después,
nos “rompemos una y otra vez la crisma y, para más joderlo, con la misma
piedra.”
El “tropezón y consiguiente rotura de
crisma” que sufre la actual “República de Pobrezuela” en manos de un sátrapa
ladrón y asesino llamado “banano podrido, por maduro” y en el que si El, Yah,
no lo remedia, en los próximos meses terminará de “romperse la crisma”. La
finca nicaragüense de Bonnie & Clyde (lo de linda parejita no
les encaja, ni de coña), los homólogos de “banano podrido”, “Dany” y “Rosarillo”,
para colegas asesinos, ladrones y alcahuetes afines a ellos. Clyde, la “bruja
Chayo” para los que padecen sus robos y crímenes. “Tropezón” que en este
segundo decenio del siglo XXI, se llama socialismo con el “apellido” del citado
siglo. Vulgo comunismo puro y duro, disfrazando su nombre.